El Tostado
El tostado o quemado de las duelas de la barrica, para conseguir su curvado, es una operación relevante, y no siempre se pondera como debiera.
El domado de las duelas conlleva un tostado, ineludible para poder obtener la elasticidad necesaria que permita su curvado. El proceso se origina al quemar las duelas procedentes de barricas viejas. La aportación de calor a la nueva barrica, supone no sólo una transformación de los componentes vegetales, sino también un cambio en la textura del roble, originándose pliegues y oquedades; son alteraciones que influirán, tanto cuantitativa como cualitativamente, en el aporte químico-sensorial de la madera al vino.
Maestro tonelero domando la barrica con el tornoLa duración y la temperatura de tostado condicionarán que éste sea calificado como ligero, medio o fuerte, y con diferentes efectos sobre el vino: En su color, en sus notas aromáticas, en los residuos en el interior de la barrica, siendo especialmente perceptibles estos, en los primeros ciclos de uso de la barrica.
La experiencia nos indica que, mediante un tostado ligero, se obtiene una excesiva intensidad aromática, caracterizada por la influencia de las notas de nuez de coco. Por otra parte, un tostado fuerte elimina la agresividad inicial de ligninas y taninos, pero aporta notas torrefactas y ahumadas muy marcadas, modificando, sin finura, las características de nuestros vinos. Por ello, optamos por un tostado medio, que confiere un mejor equilibrio sensorial al vino y permite un domado suficiente de la madera.